La visita de Claudia Sheinbaum a Mexicali para rendir su informe de gobierno no pasó desapercibida, aunque no precisamente por los logros que presumió en su discurso, sino por las críticas que encendió entre la oposición, la dirigente estatal del PAN en Baja California, Lizbeth Mata Lozano, cuestionó duramente que la presidenta viniera a montar lo que calificó como un acto de propaganda en lugar de atender la crisis que vive el estado.
Mata Lozano no se anduvo con rodeos: aseguró que Sheinbaum “no tiene nada que informar a los bajacalifornianos” mientras el estado enfrenta un panorama marcado por la inseguridad, hospitales colapsados, desabasto de medicamentos, rezagos en infraestructura y abandono del campo. La dirigente eecalco que, en vez de traer soluciones reales, el gobierno federal y la administración estatal prefieren gastar recursos en eventos políticos que no resuelven los problemas de la gente.
“El estado necesita resultados concretos: seguridad, atención médica digna, apoyo a agricultores y pescadores, inversión en carreteras, combate a la corrupción y un plan serio contra el crimen organizado”, recalcó la líder panista. Incluso fue más allá al señalar que la presidenta debería enfocarse en poner orden entre los funcionarios federales señalados por presuntos vínculos con el crimen, en lugar de “rendir informes vacíos” frente a un público a modo.
El reclamo de Mata Lozano apunta a un sentir generalizado: mientras la narrativa oficial insiste en presumir avances, la realidad en Baja California pinta otro cuadro. La violencia no cede, el agua escasea en comunidades rurales, los cuerpos policiacos lucen rebasados y las familias siguen esperando mejoras palpables.
Finalmente, la presidenta estatal del PAN llamó a Sheinbaum a no burlarse de los bajacalifornianos con discursos huecos. “Baja California no necesita discursos, necesita acciones y resultados reales”, concluyó.
La visita presidencial deja claro el choque entre la propaganda y las exigencias ciudadanas: una cosa es lo que se dice desde el podio y otra muy distinta lo que se vive en las calles de Tijuana, Mexicali y el resto del estado