La visita de la Dra. Claudia Sheinbaum a Mexicali este viernes 26 de septiembre pretendía ser un ejercicio de cercanía y rendición de cuentas., pero lo que se vivió en la capital bajacaliforniana fue más parecido a un montaje donde los discursos de “austeridad republicana” se estrellaron contra la realidad de camionetas de lujo, pasarelas de funcionarios con dudosa reputación y un blindaje político que dejó en segundo plano a la ciudadanía inconforme que se manifestaba libremente.
Desde temprano, el operativo fue notorio: accesos controlados, porras organizadas y protestas contenidas en los alrededores, mientras el auditorio se llenaba de aplausos desmedidos, afuera un grupo de ciudadanos reclamaba promesas incumplidas y exigía transparencia en el uso de recursos públicos. La contradicción quedó clara: mientras se hablaba de cercanía, se practicaba el distanciamiento con quienes incomodan y exigen claridad en las cuentas.
Lo más ofensivo fue la exhibición de poder económico disfrazado de “seguridad”, una caravana de vehículos blindados y camionetas de lujo acompañó a los funcionarios, confirmando que la austeridad se predica, pero no se practica. El mensaje fue contundente: la clase política no renuncia a sus privilegios, aunque los disfrace de necesidad operativa.
El desfile de personajes polémicos completó la escena, ahí estuvo la diputada Araceli Brown, sancionada por el Departamento del Tesoro de EE. UU. por presuntos vínculos con el Cártel de Sinaloa, caminando entre sonrisas y saludos como si nada pasara, nadie la cuestionó, nadie la incomodó. Funcionarios bajo la lupa internacional se movieron en el evento como en una pasarela, protegidos por la indiferencia oficial.
El resultado fue un espectáculo donde el discurso oficial chocó con la realidad visible, la rendición de cuentas se convirtió en ceremonia protocolaria y la supuesta austeridad en un eslogan vacío, pero brillante y costoso.
Baja California no necesitaba otra puesta en escena, sino respuestas claras sobre corrupción, licitaciones opacas y proyectos inconclusos, ¿Verdad Norma Bustamante?, lo que recibió fue un recordatorio de que en la política local las apariencias pesan más que la coherencia y que la austeridad republicana, en Baja California, viaja cómodamente en camionetas blindadas.