TIJUANA BC.- La mañana comenzó con sirenas en lugar de sol. Un hombre de entre 30 y 35 años fue asesinado a balazos en el fraccionamiento Natura, sección Amanecer, alrededor de las 9:00 de la mañana. Vecinos escucharon detonaciones, luego vieron a un sedán rojo huir a toda velocidad. Cuando la policía llegó, el cuerpo ya estaba tendido en el pavimento, con heridas en el pecho y la ciudad otra vez indiferente.
El ataque ocurrió en el cruce de privada Fénix y calle Puesta del Sol, nombres que suenan a esperanza pero que hoy quedaron marcados por el crimen. Paramédicos confirmaron el deceso y los agentes acordonaron la zona, siguiendo el protocolo de siempre: cinta amarilla, peritos, cámaras, declaraciones, pero ningún detenido.
Tijuana sigue atrapada en su espiral de violencia cotidiana, donde los homicidios ya no son noticia sino rutina. En colonias como Natura, que crecieron rápido y sin planeación, el Estado solo llega cuando ya es demasiado tarde. Las patrullas aparecen después de los disparos, los comunicados después de la muerte.
Mientras las autoridades repiten su mantra de “coordinación y resultados”, la ciudad vive su propio amanecer rojo. Los vecinos, acostumbrados al miedo, apenas miran por la ventana antes de continuar con su día. Porque aquí, morir baleado en plena calle ya no sorprende: se espera.

