Con el mismo entusiasmo con el que anunciaron el Tren Maya, el Gobierno Federal y Morena presentaron su nuevo proyecto estrella: el Tren del Golfo de México, una obra que promete conectar Saltillo, Monterrey y Nuevo Laredo en tiempos récord, bajo el lema “El Norte se transforma”.
El nuevo tren de pasajeros recorrería 136 kilómetros con una velocidad estimada entre 160 y 200 km/h y según el discurso oficial, beneficiaría a más de 6.4 millones de habitantes en el norte del país. Sin embargo, la noticia ha despertado más dudas que aplausos.
Mientras se promete “movilidad moderna y desarrollo”, persisten los problemas, retrasos y sobrecostos del Tren Maya, cuya operación aún no ha logrado estabilizarse ni cumplir las expectativas en materia de transporte, turismo y medio ambiente.
“No pueden garantizar que funcione el Tren Maya, pero ya están anunciando otro tren como si el primero fuera un éxito. Lo que vemos es una carrera por inaugurar obras, no por terminarlas bien”, señaló una fuente legislativa de oposición.
A esto se suman versiones que apuntan a la participación de empresas y familiares del entorno presidencial, alimentando sospechas de posibles conflictos de interés y uso discrecional de recursos públicos, justo cuando la deuda federal alcanza niveles históricos.
El anuncio llega en medio de críticas por la falta de mantenimiento de la red ferroviaria existente y el colapso de proyectos prioritarios anteriores. Aun así, el discurso oficial insiste en que el Tren del Golfo será “una muestra del desarrollo equilibrado que impulsa la Cuarta Transformación”.
“La 4T está obsesionada con los trenes, pero no con los pasajeros. Les interesa la foto del arranque, no los resultados”, opinó un analista económico consultado.
Con el Tren Maya aún en ajustes operativos, el Tren Interoceánico sin cumplir metas de carga y el AIFA con baja conectividad, el nuevo proyecto ferroviario del norte parece más un intento de reanimar el discurso del progreso que una respuesta real a las necesidades de movilidad y eficiencia del país.

