Baja California.- Con un discurso optimista y cifras que pintan un panorama alentador, el secretario de Seguridad Ciudadana, Leopoldo Tizoc Aguilar, comparecieron ante el Congreso del Estado para presentar los supuestos avances en materia de seguridad pública.
Durante su intervención, Aguilar aseguró que Baja California registra una “tendencia a la baja” en homicidios dolosos y destacó que Tijuana ha logrado incluso días con “cero homicidios”, atribuyendo los resultados al trabajo conjunto entre la Mesa de Seguridad, la Policía Municipal y el Ejército.
“Reconocemos el esfuerzo del alcalde y del secretario Alejandro Avilés. La Policía Municipal de Tijuana hoy en día es una excelente policía, da resultados y realiza la mayoría de las detenciones en flagrancia”, afirmó el secretario ante los diputados locales.
Según las cifras oficiales, más del 70% de las detenciones estatales se concentran en Tijuana, donde —asegura el funcionario— 48 personas fueron detenidas en flagrancia el último mes, la mayoría presuntos sicarios capturados justo después de cometer ataques armados.
Sin embargo, las declaraciones contrastan con la realidad diaria que viven los tijuanenses. En octubre, medios locales registraron más de 160 homicidios y en los primeros días de noviembre se han contabilizado ejecuciones, hallazgos de cuerpos y enfrentamientos en distintas colonias, lo que coloca nuevamente a la ciudad entre las más violentas del país según el Secretariado Ejecutivo Nacional.
Mientras la administración estatal insiste en hablar de avances y “transformación en seguridad”, la percepción ciudadana sigue en picada. De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), el 86% de los tijuanenses considera insegura su ciudad y más del 70% asegura haber sido testigo de delitos en su entorno inmediato.
A esto se suma la polémica reclasificación de delitos impulsada por la Fiscalía General del Estado, mediante la cual se agrupan diversas carpetas bajo categorías de “lesiones” o “robo simple”, reduciendo artificialmente las cifras de violencia grave.
El discurso triunfalista, aseguran expertos, busca suavizar la percepción de inseguridad en vísperas de los informes de gobierno. Pero detrás de las gráficas y los porcentajes, las calles de Tijuana siguen contando otra historia: la de familias que viven entre el miedo, el silencio y la falta de resultados reales.
