Tijuana, B.C., La Cámara Nacional de Comercio de Tijuana (CANACO) dio un giro inesperado y canceló el foro “Desarrollo Económico de la Frontera”, donde participarían figuras de Morena envueltas en polémicas, investigaciones federales y rechazo social masivo. Lo que la cámara parecía considerar una “buena idea”, terminó convirtiéndose en un bochorno público que exhibió la falta de sensibilidad política y el desdén por la opinión ciudadana.
El evento pretendía reunir al senador Armando Ayala, al expresidente del Senado Gerardo Fernández Noroña y a la diputada federal Araceli Brown, conocida por la prensa como la narcodiputada, tras ser señalada por autoridades de Estados Unidos como colaboradora de una facción del Cártel de Sinaloa durante su paso por la alcaldía de Playas de Rosarito. Sus cuentas bancarias en México fueron congeladas por la UIF y la FGR mantiene abierta una investigación en su contra. Aun así, CANACO le abrió las puertas o al menos eso intentó.
Pero el escándalo explotó cuando Noroña, en uno de sus peores tropiezos políticos, atacó públicamente a Grecia Quiroz —alcaldesa de Uruapan y viuda de Carlos Manzo, asesinado semanas atrás— en pleno Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La llamó “ultraderechista” y “fascista”, acusándola de usar la muerte de su esposo “con fines políticos”, mientras ella aún enfrentaba el duelo y la violencia que azota a Michoacán.
El rechazo fue inmediato. El martes, Noroña convocó a conferencia de prensa en el Senado para “aclarar” sus dichos. Nadie fue, ni un solo reportero, ni una cámara, ni un medio de comunicación. Solo Noroña, un micrófono y el silencio total alrededor, un retrato perfecto del aislamiento en el que se metió él solo.
Horas después, la presidenta Claudia Sheinbaum marcó distancia ante la presión social y pidió públicamente que Noroña “respetara la situación de Grecia Quiroz”, sentenciando que no deben mezclarse asuntos personales con política. El manotazo vino desde arriba.
Con ese contexto, el foro en CANACO Tijuana se volvió insostenible, la crítica ciudadana creció como incendio: empresarios, ciudadanos, activistas y usuarios en redes cuestionaron cómo una cámara empresarial podía dar escenario a personajes señalados por misoginia, corrupción, narcopolítica y quiebras municipales. CANACO intentó controlar daños: primero desactivó los comentarios en su publicación, luego bajó el anuncio completo y finalmente emitió la esperada palabra: CANCELADO.
La versión oficial aseguró que Noroña debía atender “un asunto de interés nacional” en el Senado. Pero para cualquiera que haya seguido la secuencia de eventos, el motivo real fue evidente: el costo político era demasiado alto.
La ciudadanía habló y por una vez, una institución escuchó.
El mensaje fue claro: Tijuana no quiere foros disfrazados de diálogo donde participen políticos que han dañado al estado y al país.
Porque si algo quedó demostrado hoy, es que ni todos los micrófonos ni todos los escenarios del mundo pueden salvar a un político cuando la gente ya le dio la espalda.
