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Veteranos deportados en Tijuana reciben pavos como gesto de solidaridad por el Día de Acción de Gracias

La Casa de Veteranos entregó pavos a exmilitares deportados en Tijuana, reafirmando la unión y apoyo entre quienes fueron separados de sus familias tras servir en las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Tijuana B.C..- En un acto de solidaridad que refleja el espíritu comunitario del Día de Acción de Gracias, un grupo de veteranos en Tijuana realizó la entrega de pavos a exmilitares deportados que actualmente viven en la ciudad. El gesto, organizado por la Casa de Veteranos en Tijuana, busca acompañar a quienes, pese a haber servido en las fuerzas armadas de Estados Unidos, fueron expulsados del país y quedaron separados de sus familias, amistades y comunidades de origen.

La iniciativa fue encabezada por Héctor Barajas, fundador y director del albergue, quien desde hace 14 años vive en México tras ser deportado. Barajas explicó que cada año aumenta el número de veteranos que llegan a la frontera sin recursos, sin redes de apoyo y, en muchos casos, sin información sobre cómo iniciar una nueva vida en territorio mexicano. Por ello, aseguró, mantener el contacto con quienes recién llegan es una prioridad.

“Estamos aquí porque queremos seguir apoyando a los compañeros. En el ejército tenemos un dicho: no dejemos a ningún hombre ni a ninguna mujer atrás. Y hay que seguir apoyando, estén en la calle o en diferentes situaciones”, expresó Barajas, subrayando que la entrega de pavos es simbólica, pero también un recordatorio de que los veteranos deportados no están solos.

Este año, la Casa de Veteranos tiene contemplada la entrega de alrededor de 15 pavos, destinados a exmilitares que actualmente viven en albergues, cuartos de renta o en situación vulnerable en Tijuana.

Entre los beneficiarios estuvo Juan Antonio, quien lleva 15 años deportado. Para él, Acción de Gracias continúa siendo una fecha emocionalmente compleja, marcada por la nostalgia de su vida pasada en Estados Unidos. “Con el tiempo yo nada más miraba lo malo de la separación, pero ya empecé a abrir los ojos y ya vino lo bonito”, compartió.

Otra beneficiaria fue Lety, la esposa de un veterano deportado que falleció sin poder reencontrarse con su familia en México. Para ella, esta festividad es profundamente emotiva. “Lo que representa para mí este día es recordarlo, porque en este día estaría conmigo. Va a cumplir tres años de fallecido; viví con él 20 años”, dijo conmovida.

La jornada concluyó entre abrazos, recuerdos y un sentido de pertenencia que, pese a la distancia y las adversidades, sigue uniendo a esta comunidad de veteranos en la frontera.

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