Durante la presentación de su nuevo libro, Andrés Manuel López Obrador lanzó un mensaje que rápidamente encendió el debate nacional. Entre elogios desmedidos, elogios cruzados y un tono de despedida calculada, el expresidente afirmó que Claudia Sheinbaum no solo continúa la 4T, sino que es “la mejor presidenta del mundo”, frase que él mismo pidió repetir como mantra político.
López Obrador aseguró que decidió retirarse “para no sentirse insustituible”, negando cualquier intento de seguir actuando como “cacique, caudillo o jefe máximo” y rechazando ser un “poder tras el trono”.
Sin embargo, mientras pronunciaba esa negación, subrayó que hay que “estar apoyando mucho a la presidenta” y que Sheinbaum es la continuidad absoluta de su movimiento.
“Tenemos la enorme dicha de que quien me sustituye en la presidencia es una mujer excepcional… Hay que apoyar mucho a la presidenta. Es la mejor presidenta del mundo.”
—Andrés Manuel López Obrador
El expresidente incluso pidió comparar a Sheinbaum con otros jefes de Estado del planeta, asegurando que ella destaca por ser “fiel al pueblo y fiel a los principios de la transformación”, frase que alimentó la percepción de que AMLO sigue siendo el principal operador político y moral del gobierno actual.
El mensaje de López Obrador, enmarcado en su retiro “democrático”, terminó generando una discusión pública: ¿es realmente un retiro… o el inicio informal de un liderazgo paralelo?
Por lo pronto, lo dicho por AMLO deja clara una cosa: la narrativa oficial de la 4T sigue girando alrededor de su figura, incluso después de haber dejado el cargo. Y Sheinbaum, según sus propias palabras, no solo es su heredera política, sino el standard internacional de lo que él considera “la mejor presidencia del mundo”.
