CDMX.- Mientras el Gobierno Federal presume “austeridad republicana”, la diputada federal Eva María Vásquez Hernández lanza una advertencia que debería encender todas las alarmas: el Presupuesto de Egresos 2026 propone una reducción del 55% en los recursos de salud para Baja California. En números simples, eso significa 688 millones de pesos menos para hospitales, clínicas y programas médicos.
El golpe es brutal, en un estado donde ya escasean médicos, medicinas y material básico, este recorte equivale a condenar al sistema de salud a la parálisis. Vásquez no exagera cuando dice que “es como cerrarle la puerta en la cara a los enfermos”, la mayoría de las unidades médicas del estado apenas sobreviven con lo que tienen, quitarles la mitad del presupuesto es una sentencia disfrazada de planeación.
Mientras tanto, el gobierno estatal permanece callado, ni la gobernadora ni el secretario de Salud han mostrado una defensa firme ante el recorte. El silencio es complicidad, y el costo lo pagarán los pacientes que ya esperan semanas por una consulta o un medicamento.
Eva María Vásquez ha anunciado que presentará reservas al presupuesto federal para intentar revertir la reducción, es por ahora, una de las pocas voces que ha decidido enfrentar la indolencia centralista con argumentos y datos. No se trata de política partidista, sino de sentido común y compromiso con la gente.
La salud no puede ser la variable de ajuste de un gobierno que gasta miles de millones en propaganda, obras inacabadas o programas electorales. Si Baja California pierde estos recursos, pierde su capacidad de atender a su población más vulnerable.

