CDMX.- Parece que el nuevo lema del PAN logró lo que pocos discursos opositores han conseguido en los últimos años: mantener a la presidenta Claudia Sheinbaum hablando del partido azul.
Durante su conferencia matutina, la mandataria volvió a referirse al eslogan “Patria, familia y libertad”, lanzado recientemente por Acción Nacional, afirmando que tiene “origen en el fascismo de Mussolini” y que esos conceptos “no representan la visión mexicana ni democrática”.
Con esa declaración, Sheinbaum no solo reavivó el debate político, sino que, de paso, le regaló al PAN más exposición mediática de la que su propia campaña publicitaria habría soñado. En redes sociales, los usuarios ya lo notaron: “Si tanto le molesta, será porque funcionó”, escribió un internauta.
La presidenta explicó que en México esas palabras “tienen otro sentido”: que familia significa “diversidad y apoyo comunitario”, libertad es “una conquista de los movimientos sociales” y patria representa “la soberanía del pueblo desde la Independencia”. Una clase de semántica política que, aunque bien intencionada, terminó sonando más a intento de apropiarse de los conceptos que a desmentirlos.
Lo curioso es que, desde el lanzamiento del nuevo lema panista, Sheinbaum no ha dejado de mencionarlo. Primero en una mañanera, luego en una entrevista y ahora, nuevamente en la mañanera, la obsesión con el lema ajeno ya es evidente.
Es que, sin quererlo, el PAN consiguió el mejor resultado posible de su estrategia de marketing político: estar en boca del gobierno federal, “Para bien, para mal o de forma neutral, lo importante es que hablen de ti”, diría cualquier asesor en comunicación.
En los hechos, Sheinbaum convirtió una frase de tres palabras en tema de Estado, mientras tanto en las filas panistas celebran discretamente: no hay mejor campaña que aquella que te publicita tu adversario.
Así, entre alusiones a Mussolini, reinterpretaciones ideológicas y clases exprés de historia patria, la presidenta parece haberle hecho un favor involuntario a la oposición.
Porque, al final, el PAN no necesitó gastar millones en difusión. Bastó con lanzar un lema y dejar que el gobierno lo hiciera viral.
