En el corazón del Corredor 2000, rodeado de montes y viento, se levanta un escenario donde la vida y la muerte dialogan en armonía: Mictlán, un recorrido inmersivo que celebra las raíces, los colores y los mitos que conforman una de las tradiciones más profundas de México, el Día de Muertos.
Este espacio, ubicado a la altura de Hacienda Los Venados, invita a los visitantes a caminar entre senderos dorados de flores de cempasúchil, donde cada pétalo parece encender un recuerdo y cada aroma guía el paso hacia un encuentro simbólico con quienes partieron.
“Mictlán” no es solo un campo de flores; es un viaje cultural y emocional. A lo largo del recorrido, los asistentes pueden contemplar altares de ofrenda, escuchar música tradicional y disfrutar de platillos que evocan la memoria familiar y el espíritu festivo que caracteriza esta fecha.
La experiencia combina arte y mitología: figuras de Frida Kahlo, Ernesto de la Cruz y deidades del mundo mexica acompañan al visitante, recordando que la muerte, en la cosmovisión ancestral, no es un final, sino una transformación.
Uno de los espacios más visitados es el dedicado al Mictlán, el mítico inframundo mexica, donde las almas emprendían un viaje de nueve etapas para alcanzar el descanso eterno. Paneles informativos, ambientaciones y narraciones orales permiten conocer los significados detrás de cada etapa del tránsito espiritual.
Con un horario de 9:00 a.m. a 5:00 p.m., hasta el 9 de noviembre, Mictlán abre sus puertas a familias, artistas y amantes de la cultura mexicana. El lugar es pet friendly, y el acceso tiene un costo de 180 pesos, lo que lo convierte en una opción accesible para disfrutar y reflexionar en torno a nuestras tradiciones.
“Mictlán es un puente entre el recuerdo y la esperanza”, señalan sus organizadores, quienes buscan que cada visitante se lleve consigo no solo una fotografía, sino la certeza de que la memoria y el amor mantienen viva la esencia de los que se han ido.

