Con ambiente festivo, música y una gran participación estudiantil, Playas de Rosarito celebró este jueves el tradicional desfile conmemorativo por el 115 Aniversario de la Revolución Mexicana. Desde temprana hora, familias completas se dieron cita sobre el bulevar Benito Juárez para presenciar el recorrido, que reunió a cientos de alumnas y alumnos de distintos niveles educativos.
El desfile inició a las 11 de la mañana y avanzó entre aplausos, cámaras y filas de espectadores que buscaron un buen lugar para apreciar a los contingentes. Desde un templete instalado frente a la vialidad principal, la alcaldesa Rocío Adame saludó a cada grupo, acompañada de funcionarias y funcionarios municipales.
Las niñas y niños de preescolar, primaria y secundaria fueron los protagonistas de la jornada. Algunos realizaron tablas rítmicas y coreografías, mientras que otros presentaron bailables alusivos a la Revolución Mexicana, caracterizados como revolucionarios y adelitas, lo que generó emoción entre la multitud.
Para muchas familias, este desfile representó un momento de orgullo y tradición. Cecilia Pérez, quien asistió por primera vez al evento en Rosarito, expresó su entusiasmo: “Me siento feliz de participar en algo tan representativo para México, y de que mis hijos también formen parte. Desde pequeños deben irse nutriendo de lo que es nuestra cultura”.
Además de los planteles educativos, participaron elementos del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, quienes realizaron exhibiciones de formación y disciplina. La Policía Municipal y el Cuerpo de Bomberos también desfilaron con parte de su equipo operativo, reforzando el carácter cívico y comunitario de la celebración.
La asistencia fue constante a lo largo del recorrido y no se registraron incidentes. Entre el público, la señora María Ramírez destacó que acudió especialmente para ver a sus dos nietos desfilar. “Lo que más disfruté fue ver a las niñas y niños de todas las escuelas. Estos eventos mantienen viva nuestra historia”, compartió.
El desfile del 20 de Noviembre volvió a consolidarse como uno de los actos cívicos más esperados en Rosarito, combinando tradición, identidad y participación familiar.

