Al cumplirse el primer año de la dirigencia de Luisa María Alcalde al frente de Morena, junto con Carolina Rangel y Andrés Manuel López Beltrán, el balance refleja un esfuerzo decidido por consolidar al partido como un movimiento fuerte, organizado y con mayor presencia territorial.
Uno de los avances más destacados ha sido la afiliación masiva, con cerca de nueve millones de militantes y reafiliados, Morena se acerca a la meta de diez millones, fortaleciendo así su base social, a ello se suma la conformación de comités seccionales en cada rincón del país, una estrategia que busca hacer del partido una fuerza viva y cercana a las comunidades.
La institucionalización también ha sido un eje de trabajo, bajo la conducción de Alcalde se reactivaron órganos internos, se impulsó la creación de la Comisión Evaluadora de Incorporaciones y se tomaron medidas para atender con mayor transparencia las quejas de la militancia, estas acciones reflejan la intención de que Morena no solo sea una organización electoral, sino un movimiento con normas claras y principios firmes.
La dirigencia también ha promovido la discusión de reformas internas, como la prohibición del nepotismo en candidaturas, un paso significativo hacia la ética política, aunque algunas de estas iniciativas han encontrado resistencias, el debate abierto es muestra de un partido en evolución, que se atreve a cuestionar viejas prácticas y a ensayar nuevas formas de hacer política.
En este primer año no han faltado desafíos, la incorporación de figuras provenientes de otros partidos, algunas con trayectorias polémicas, ha generado debate, del mismo modo, los procesos electorales recientes han puesto de manifiesto que aún existen retos por superar en determinadas regiones. Sin embargo, la apuesta de Alcalde ha sido la misma: mantener la unidad, mediar entre diferencias y preservar la cohesión que caracteriza a Morena como movimiento.
A lo largo de estos meses, la presencia de una dirigencia joven y con visión renovadora ha dado un aire de continuidad y al mismo tiempo, de transición, Morena busca consolidarse no solo como fuerza de coyuntura, sino como un proyecto político con reglas sólidas, presencia territorial y apertura a nuevas generaciones.
El balance del primer año de Luisa María Alcalde puede resumirse en una palabra: construcción. Construcción de estructuras, de consensos y de futuro, el reto inmediato será mantener ese impulso, afianzar la unidad y fortalecer la confianza ciudadana de cara a los próximos procesos electorales.