La reciente aparición con bien de dos jóvenes en Tijuana ha dejado una lección de esperanza y de unidad comunitaria que merece ser destacada, más allá de los detalles del caso, lo verdaderamente significativo es que la sociedad, instituciones educativas y autoridades trabajaron de manera coordinada para que una historia que pudo haberse teñido de tragedia terminara con un desenlace alentador: dos adolescentes durmieron nuevamente en sus hogares, arropados por sus familias.
La exalcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero, compartió un emotivo mensaje en el que subrayó la importancia de reconocer los esfuerzos conjuntos que permitieron este resultado, desde la difusión inmediata de la fotografía de la joven desaparecida hasta la respuesta pronta de las corporaciones de seguridad y la colaboración de vecinos solidarios, se configuró una red de apoyo que funcionó de manera eficaz, en un entorno donde las primeras horas son decisivas, esta reacción fue clave para evitar un desenlace doloroso.
El caso también invita a una reflexión profunda sobre la familia y los retos actuales que enfrentan los padres de familia. La exalcaldesa destacó que, muchas veces, las largas jornadas laborales y el ajetreo cotidiano reducen los espacios de convivencia con los hijos, lo que puede abrir brechas de comunicación, en este sentido subrayó la importancia de iniciativas que fortalezcan el tiempo en familia, como la reducción de las horas laborales, entendida no como un descanso vacío, sino como una oportunidad para cultivar lazos afectivos y brindar atención a los jóvenes.
Este suceso, más allá de la anécdota, simboliza una batalla ganada contra los riesgos que enfrentan los adolescentes en la calle, como bien señaló Caballero, al evitar que estos jóvenes fueran atrapados por el crimen o las adicciones, se logró mucho más que un operativo exitoso: se preservó la esperanza de dos familias y se previno la dolorosa historia de nuevas madres buscadoras.
Hoy Tijuana puede sentirse orgullosa de la capacidad de su gente y sus instituciones para unirse frente a una causa justa, es un recordatorio de que cuando sociedad y gobierno actúan en sintonía, la protección de los más vulnerables se convierte en una realidad. Que este episodio sirva como inspiración para seguir construyendo una ciudad donde la familia, el acompañamiento y la solidaridad sean siempre el centro de nuestras acciones.